martes, 8 de noviembre de 2011

Quince años...

Hace quince años te pregunté qué pensabas sobre mis ganas de empezar a transmitir lo que vos me habías enseñado sobre dibujo, historieta e ilustración. Me dijiste que estaba bien, que yo ya había publicado, por lo cual ya era profesional, así que me diste tu apoyo.
Muerto de miedo me fui a la Peña con una carpeta bajo el brazo y, al tiempo, me largué a dar el taller.
Me enseñaste tanto... No sólo a dibujar, me enseñaste (sin saberlo) a ser una mejor persona, un tipo mas humano, me enseñaste que el almacenero no es menos sensible que el artista; me enseñaste a escuchar, a ser franco, a andar derecho. Pero si hay algo que me dejaste, querido maestro, es aquella carta de puño y letra (no había internet por aquel entonces) en la que me escribiste algo que hasta hoy transmito y me acompaña en mi vida, cada día: “...equivocarse es una de las formas de la libertad, Dieguillo...”.
Este viernes estaré festejando los quince años de mi taller, que no es mío, sino de cada alumno que se acerca a disfrutar el sueño de traer imágenes al mundo.
Gracias, Raúl.
El artista plástico Raúl Fortín, mi primer gran maestro.

El Chueco.

2 comentarios:

vendra dijo...

que hermosas y sentidas palabras, el Raúl seguro esta orgulloso de vos.

Ariel Valenzuela dijo...

q lindo es tener un maestro,yo nunk tuve uno,todo lo que sé lo aprendi de forma autodidacta...y tengo como maestros a todos los artistas q me sirven de inspiracion,como usted diego!! saludos!!!